Las kayayee: niñas porteadoras en los mercados de Ghana

Durante el verano de 2016, Jóvenes y Desarrollo envío a la voluntaria Jara Cuadrado para realizar un estudio sobre la situación de los menores en situación de riesgo en Ghana. Jara ha trabajado con la ONG salesiana de Italia, VIS – Voluntariado Internacional para el Desarrollo, en el proyecto “acciones para prevenir y combatir la migración y el tráfico ilegal de personas”.

El proyecto estudia el fenómeno migratorio en Ghana y enfatiza en las causas de la migración forzada y su relación con las redes de tráfico de personas. Las acciones se centran en el desarrollo de campañas de sensibilización para la población y el desarrollo de proyectos adaptados a las comunidades donde se localizan las principales necesidades, con el objetivo final de evitar que la población se vea forzada a migrar.

La colaboración de Jara ha consistido en desarrollar una investigación para conocer la situación de las mujeres, especialmente de las niñas, en Ghana para elaborar futuros planes de acción.

En primer lugar, se ha realizado en una investigación sobre el contexto socioeconómico del país y el enfoque de género, destacando los problemas de inseguridad que viven las mujeres y niñas. En segundo lugar, se ha llevado a cabo un trabajo de campo en el mercado de Makola en Accra y se han entrevistado a mujeres de entre 8 y 25 años para conocer su situación y los motivos por los que han emigrado a la capital del país.

El mercado de Makola en Accra es el más bullicioso de la capital. En el escenario se ven calles sin asfaltar llenas de coches y autobuses, aceras abarrotadas por diversos puestos de venta que hacen que caminar sea una tarea complicada.

Entre toda la gente, se pueden encontrar a las kayayee: mujeres y niñas porteadoras que llevan sobre su cabeza un gran recipiente de latón cargando las mercancías que sus clientes compran en el mercado. Por este trabajo las kayayee pueden ganar 1 ó 2 cedis ghaneses, lo que equivale a menos de 50 céntimos de euro.

Para estas jóvenes, la mayoría menores de edad, es la forma rápida para ganarse la vida… pero a un gran coste. Han dejado su hogar, en el norte del país, para llegar a Accra y vivir en los alrededores del mercado. Algunas pueden permitirse vivir bajo techo en una habitación, en pésimas condiciones, que alquilan entre varias. Otras viven en la calle, expuestas a todo tipo de inseguridades y problemas como las lluvias incesantes y los mosquitos.

No son sus únicos problemas. Muchas de ellas aseguran que existen casos de violaciones y abusos. También cuentan que algunos clientes tienen una actitud vejatoria y violenta contra ellas.

Las kayayee pueden ganar hasta 10 cedis (2,27€) al día, de los cuales un porcentaje lo destinan a pagar las “tasas” que les exigen para poder trabajar en el mercado. Prácticamente todo lo que ganan lo envían a sus familias, que permanecen en el norte del país, y lo poco que les queda es para comer.

Estas jóvenes han dejado su vida atrás, a su familia e incluso a sus hijos pequeños, para poder ganar algo de dinero y ayudar a los suyos. Se convierten en responsables de la economía del hogar, pues sus familias viven del campo y esto convierte la subsistencia en algo muy inestable debido a las sequías. Su sueño es poder volver a su hogar y retomar sus estudios para conseguir un futuro mejor. Todas saben lo importante que es la educación, a pesar de que algunas de ellas nunca han tenido la oportunidad de ir a la escuela.

Algunas están embarazadas, otras viven en el mercado con sus bebés. Todas quieren escapar de allí. La imposibilidad de sus familias de hacerse carga de su educación y manutención les había impulsado a emprender un viaje atravesando el país de norte a sur aspirando a ganar algo de dinero, del cual se desprendían cada cierto tiempo para enviarlo a sus familias.

En el caso de una niña de 10 años, que ya había perdido la sonrisa, el dinero que ganaba era entregado a un tío con el que había llegado unos meses atrás. Otra joven de 17 años se había visto forzada a dejar su pueblo tras quedarse embarazada, pues allí no podría mantener a su hijo. Esta joven llevaba a su bebé de 5 meses en la espalda, a la vez que cargaba con las mercancías de los clientes en la cabeza, pero confesaba que era muy duro y que sus servicios no eran solicitados al llevar un bebé.

La principal preocupación de las kayayee era ganar dinero para poder enviarlo a su familia, pero sus verdaderas esperanzas estaban puestas en volver a su hogar y retomar sus estudios. Las más pequeñas también desean ir a la escuela y volver con sus familias.

El trabajo de los salesianos tiene un papel importante para mejorar la calidad de vida de estas jóvenes, pues su objetivo es concienciar sobre su situación y enfocarse en desarrollar la región norte, de donde ellas proceden. Se trata de una de las regiones más pobres de Ghana, y las nulas expectativas de trabajar en la zona fuerzan a muchos jóvenes, como las kayayee, a dejar su hogar soñando con una vida digna.

 

Si deseas conocer el trabajo que realiza Jóvenes y Desarrollo en favor de los menores en situación de riesgo en Ghana, haz click AQUÍ.