La violencia machista no es ajena al mundo digital. A diario vemos discursos de odio machista en comentarios, en forma de burlas, memes que se difunden en Whatsapp, Instagram, Twitter y otras redes. Mujeres defensoras de la igualdad sufren multitud de ataques organizados en sus redes sociales. Desde Maldita.es se han desmentido muchísimos bulos sobre el movimiento feminista que tienen como objetivo ridiculizarlo y/o generar odio en el discurso público.
Asimismo, las redes sociales son utilizadas por los agresores para vigilar, insistir y chantajear. Según el Ministerio de Igualdad, el 25,1% de las chicas reconoce haber sufrido control a través del móvil. Además, la Asociación STOP Violencia de Género Digital afirma que un 85% de las denuncias por violencia de género tienen un componente digital. Desde 2003, 1.112 mujeres han sido asesinadas, sin embargo, el «Barómetro Juventud y Género» de la Fundación FAD señala que 1 de cada 5 chicos de entre 15 y 29 años considera que la violencia de género no existe.
¿Qué podemos hacer ante la violencia en redes?
Cuando hablamos de la violencia online se hace referencia a cómo hacemos uso de las tecnologías de la información y la comunicación. ¿Verdaderamente podemos decir que la violencia online se desvincula de la violencia física? en algunos casos sí y en otros no. Ser mujer, tener entre 10 y 17 años y haber sufrido de baja autoestima y pertenecer a un entorno familiar complicado son características que constituyen factores de riesgo a la hora de identificar a la víctima de violencia online.
Acompañar a la juventud en la utilización de redes sociales es fundamental para prevenir y detectar la violencia. Un acompañamiento respetuoso basado en la reflexión, en el diálogo que genere conciencia crítica. Por ello, Ciberagentes apuesta por generar espacios de encuentro y escucha a la juventud y les acompaña a diseñar sus propias iniciativas de prevención de discurso de odio machista fomentando el compromiso social y los cuidados. Desde Jóvenes y Desarrollo apostamos por ofrecer espacios a la juventud para que lidere el cambio creando redes de apoyo mutuo y genere nuevas narrativas basadas en el amor.